Incontrolablemente poseo escalofríos que nacen de mi pecho y se expanden por todo mi cuerpo. No, no contraje ninguna enfermedad. O quizás si, porque el amor sí lo es. Es raro cómo las personas (a.k.a yo) pueden transmitir sus sentimientos a través de su cuerpo. No apropósito, no, esos ya son otros temas. Hablo de aquellas reacciones involuntarias que el cuerpo realiza para comunicar, avisar, advertir. Es mi cuerpo gritando: 'AYUDA, VOY A EXPLOTAR!' Es mi estómago revolviéndose a causa de la angustia que no sólo me remueve las entrañas sino que también amenaza con estallar mi garganta, mis venas y mi corazón. Es interesante cómo cuerpo y alma se complementan, nunca antes lo había comprendido completamente. Soy una sola, con varias personalidades dentro, pero al fin y al cabo soy una sola persona, la cual recibe descargas eléctricas cada vez que alguien intenta hacerle daño, o la abandona, o la reemplaza. Y estas descargas eléctricas son eternas, incontrolables, inestables, me hacen querer gritar, llorar, dormir, recordar y volver a amar. ¿Cuál es el problema del ser humano? Incansablemente busca la felicidad pero no lo piensa dos veces a la hora de destruirse a sí mismo, ya sea por medio de uno o por medio de otros. Masoquismo. Siempre masoquista. Así soy yo, masoquista y psicosomatica hasta límites insospechados, por más que odie las descargas, vivo buscándolas, encontrándolas y amándolas.